Plan de acción climática local

Ejemplos y buenas prácticas

¿Cómo sería tu municipio si en cada decisión que se tomara se tuviera en cuenta el cambio climático? Probablemente habría más sombra en verano, el transporte sería ecológico, la calidad del aire mucho mejor y la energía que consumimos, renovable.

Este sueño, que parece irreal no está tan lejos de convertirse en una realidad gracias a los planes de acción climática y local.

Hoy, en este blog, te hablamos sobre cómo se diseñan estos planes, qué ciudades los están implementando en este momento y cómo su implementación puede marcar la diferencia en la vida cotidiana de los ciudadanos.

¿Qué es un plan de acción climática y local?

Un Plan de Acción Climática y Local es una hoja de ruta que diseñan los ayuntamientos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así adaptarse a los impactos del cambio climático.

Estos planes suelen tener dos grandes bloques de actuación:

  • Mitigación: reducir las emisiones de CO2, mejorando la eficiencia energética, promoviendo energías renovables, apostando por la movilidad sostenible, etc.
  • Adaptación: preparar el territorio para los efectos del cambio climático (olas de calor, sequías, lluvias intensas), a través de medidas como reverdecer ciudades, mejorar la gestión del agua o reforzar la infraestructura.

¿Por qué son importantes estos planes?

Aunque el cambio climático es un problema global, sus consecuencias se notan en puntos concretos de la geografía. Las sequías, inundaciones u olas de calor no afectan a todo el territorio por igual, por eso actuar localmente es imprescindible.

Los planes de acción climática permiten la planificación ordenada y estratégica, así como la involucración de la ciudadanía y el tejido empresarial. Además, con ellos es mucho más fácil medir el impacto de las políticas públicas o acceder a financiación europea y estatal.

Cómo se elabora un plan de acción climática local

El proceso de creación de un plan de acción climática y local suele seguir varias fases, que garantizan tanto la eficacia de las medidas como la implicación de la ciudadanía. Los pasos son los siguientes:

1. Diagnóstico y recopilación de datos

  • Identificación de las fuentes locales de emisiones y de los riesgos climáticos específicos.
  • Análisis de la vulnerabilidad del municipio ante fenómenos extremos.

2. Participación ciudadana

  • Consultas públicas, encuestas y talleres para recoger propuestas y preocupaciones de la población.
  • Colaboración con ONGs, universidades y otros actores locales.

3. Definición de objetivos y metas

  • Establecimiento de metas de reducción de emisiones alineadas con los compromisos nacionales e internacionales.
  • Fijación de plazos y responsables para cada acción.

4. Selección de medidas de mitigación y adaptación

  • Acciones para reducir las emisiones (energía, transporte, residuos).
  • Estrategias para adaptarse a los efectos del clima (infraestructuras, gestión del agua, refugios climáticos).

5. Implementación y financiación

  • Asignación de recursos económicos y humanos.
  • Coordinación entre departamentos municipales y con otras administraciones.

6. Seguimiento, evaluación y comunicación

  • Uso de indicadores para medir el avance y el impacto de las medidas.
  • Informes periódicos y comunicación transparente para evitar el greenwashing y fomentar la confianza pública.
plan de acción
Fuente: Canva

Elementos clave de un buen plan de acción

No todos los planes de acción son igual de eficaces por lo que, si quieres que el tuyo tenga éxito, debe incluir una serie de características como:

  • Diagnóstico riguroso

    Antes de actuar, es fundamental saber dónde estamos. Esto implica calcular las emisiones de gases de efecto invernadero por sectores (transporte, edificación, residuos, etc.) y evaluar la vulnerabilidad del municipio ante los efectos del clima.

  • Objetivos claros y medibles

    Por ejemplo, "reducir un 40% las emisiones municipales para 2030 respecto a 2005". Estos objetivos deben ser específicos y cuantificables, cuanto concretos sean mejor para el estudio.

  • Participación ciudadana

    La opinión de la ciudadanía y las empresas es importante, de ahí que una de las partes principales de estos planes se base en las consultas, encuestas o talleres abiertos que ayudan a recoger ideas, legitiman el proceso y mejoran su implementación.

  • Acciones concretas

    La clave reside en proponer medidas detalladas como: instalar paneles solares en edificios públicos, crear carriles bici, sustituir calderas por bombas de calor, reforestar parques, etc.

  • Seguimiento y evaluación

    El seguimiento es fundamental. Un buen plan no puede realizarse y quedarse en el olvido, tras su ejecución hay que revisar los indicadores, a sus responsables y los plazos para comprobar cómo está avanzando el proyecto.

Ejemplos reales de PACL en España

Navarra

Esta comunidad autónoma es un referente nacional en acción climática local ya que ha creado un refugio climático en Arboniés, tiene elaborados planes de emergencia frente inundaciones en 48 de sus municipios o cuenta con generación de energía hidráulica y solar para el consumo solar en ciudades como Huarte Arakil.

Vitoria-Gasteiz: referente europeo

La capital vasca lleva años implementando su plan de acción por el clima y la energía sostenible (PACES). Han conseguido reducir las emisiones un 28% desde 2006 y destacan por su anillo verde, el impulso de la movilidad sostenible y la rehabilitación energética de sus edificios.

Barcelona: innovación urbana

Barcelona cuenta con su “Plan Clima” con líneas de acción como la renaturalización de espacios, la mejora de la eficiencia de los edificios y la justicia climática.

Además, también promueve las “supermanzanas” para reducir el tráfico y mejorar la calidad del aire.

Sevilla: energía solar y arbolado

Su estrategia climática prioriza el uso de energía solar en equipamientos municipales y la plantación de árboles para mitigar el efecto “isla de calor”.

Zaragoza: participación real

El Plan Zaragoza Zero Emisiones se elaboró con una amplia consulta ciudadana. Destaca por sus acciones en movilidad, energía y espacios verdes.

Buenas prácticas y métodos

  • Rehabilitación energética a gran escala: Varios municipios están apostando por la mejora del aislamiento térmico de edificios antiguos. Esto reduce el consumo energético y mejora del confort.
  • Huertos urbanos comunitarios: Facilitan la educación ambiental, el autoconsumo y refuerzan la cohesión social.
  • Apps móviles para medir contaminación: Ciudades como Valencia, utilizan apps para que la ciudadanía conozca la calidad del aire en tiempo real.
  • Incentivos fiscales: Algunos ayuntamientos ofrecen bonificaciones en el IBI o ayudas para instalar energía solar en viviendas.
  • Fomento de energías renovables: Instalación de paneles solares en edificios públicos y privados o aprovechamiento de energía hidráulica y eólica local.
  • Espacios verdes y refugios climáticos: Ampliación de parques y zonas verdes urbanas, creación de refugios climáticos para proteger a la población vulnerable durante algún cambio climático drástico.

Retos y oportunidades ¿cómo se puede afrontar?

Retos

Oportunidades

El futuro es local y sostenible

Los planes de acción climática local representan una herramienta fundamental para abordar el cambio climático desde la proximidad, con acciones concretas y adaptadas a las realidades de cada municipio. Su éxito radica en un diagnóstico riguroso, metas claras, participación ciudadana activa y una implementación coherente y evaluable. Los ejemplos en ciudades como Vitoria-Gasteiz, Barcelona o Zaragoza demuestran que es posible avanzar hacia modelos urbanos más sostenibles, resilientes y saludables. A pesar de los retos, las oportunidades que ofrecen estos planes —desde la captación de fondos hasta la mejora de la calidad de vida— evidencian que el futuro, además de ser sostenible, debe construirse desde lo local con visión global.

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