Sistemas de riego eficiente: la clave para optimizar recursos hídricos y modernizar el regadío

¿Y si pudieras reducir hasta un 40 % el consumo de agua en tus cultivos sin afectar la producción?
Lograrlo depende de aplicar sistemas de riego eficientes, pensados para adaptarse a las particularidades del terreno, el clima local y los desafíos del siglo XXI. En este artículo te contamos qué alternativas existen, cómo ponerlas en marcha y qué beneficios concretos pueden aportar a tu entidad local.

Lejos de ser una simple tendencia tecnológica, el riego eficiente es una herramienta esencial frente a dos retos que ya están sobre la mesa: la escasez de agua y el aumento del coste energético.
Si gestionas una comunidad de regantes o trabajas en una administración local, aquí encontrarás información útil, contrastada y pensada para ayudarte a optimizar el uso del agua en tu municipio.


¿Qué entendemos por riego eficiente?

Los sistemas de riego eficiente optimizan el uso del agua, reducen costes y minimizan impactos ambientales. Aseguran una distribución precisa, evitando pérdidas por evaporación, filtración o conducción. De ahí la importancia de:

  • Conocer la demanda hídrica real de los cultivos (p. ej. a través de herramientas agroclimáticas como SiAR).
  • Aplicar el agua solo cuando y donde es necesario.
  • Controlar presiones y filtraciones para eliminar ineficiencias.

Tipos de riego: ¿cuáles son los 6 principales?

  • Riego por gravedad o acequias

    Es un sistema tradicional y de bajo coste de instalación, pero con una eficiencia muy limitada: puede perder entre un 20 % y un 60 % del agua utilizada. Aunque su uso ha disminuido con el tiempo, todavía está presente en alrededor del 21 % de la superficie cultivada.

  • Riego por aspersión

    Distribuye el agua de forma similar a la lluvia, lo que permite un riego uniforme y controlado. Es especialmente eficiente cuando se utiliza por la noche, aunque su rendimiento puede verse afectado por el viento. Resulta ideal para cultivos extensivos y, actualmente, está ampliamente implantado, cubriendo cerca del 14,9 % de la superficie agrícola.

  • Riego localizado o por goteo

    Destaca por su alta eficiencia, con rendimientos iguales o superiores al 70 %. Al aplicar el agua directamente en la zona radicular, evita mojar la superficie, lo que reduce tanto la evaporación como la erosión del suelo. Es el sistema de riego más utilizado en España, presente en el 55,8 % de la superficie cultivada.

  • Riego subterráneo

    Consiste en una red de tuberías enterradas cerca de las raíces, lo que permite una aplicación del agua altamente precisa y eficiente. Aunque ofrece excelentes resultados, su instalación y mantenimiento tienen un coste elevado, por lo que se utiliza principalmente en cultivos permanentes de alto valor e intensivos.

  • Riego móvil o automotriz

    Utiliza aspersores montados sobre remolques o estructuras móviles, como los sistemas de pivot central. Es una solución adecuada para grandes extensiones, especialmente en cultivos extensivos, y actualmente cubre aproximadamente el 8,3 % de la superficie agrícola en España.

  • Sistemas tradicionales adaptados: fajas, surcos o gavias

    Se trata de sistemas tradicionales con baja eficiencia en el uso del agua. Un ejemplo destacado son las Gavias, utilizadas en Canarias, que permiten captar y aprovechar la escorrentía en zonas áridas, adaptándose a las condiciones climáticas locales.

¿Cuáles son los sistemas de riego más eficientes?

  • Goteo y riego subterráneo: alta precisión en la aplicación del agua, con ahorros de hasta un 40 % frente a métodos tradicionales.

  • Aspersión nocturna automatizada: funcionamiento programado con control horario y regulación de presión, ideal para reducir pérdidas por evaporación.

  • Riego móvil con sensores y telecontrol: sistemas gestionados mediante tecnologías IoT o plataformas SCADA, que permiten un control eficiente y en tiempo real adaptado a las necesidades del cultivo.

Componentes clave de un sistema eficiente

  • Estaciones de bombeo: adaptadas a fuentes y presión requerida.

  • Depósitos y balsas: almacenamiento estratégico con impermeabilización.

  • Filtración: imprescindible en riegos presurizados para evitar obstrucciones.

  • Fertirrigación: integrar nutrientes en línea de riego para eficiencia volumétrica.

  • Telecontrol y sensores: permiten monitorización continua y ajustes en tiempo real.

  • Eficiencia energética: sectorización, bombas con arranque suave, tarifas adaptadas y renovables.

Implementación paso a paso

  • Diagnóstico inicial

    Antes de actuar, es fundamental conocer el punto de partida. Revisa el estado de las infraestructuras de riego, identifica posibles pérdidas, analiza los tipos de cultivo existentes y evalúa el consumo energético asociado.

  • Diseño técnico

    Selecciona el sistema de riego más adecuado (goteo, aspersión, etc.) teniendo en cuenta la topografía, los cultivos y la disponibilidad de agua. En esta etapa se integran también elementos clave como depósitos, sistemas de filtrado y soluciones de telecontrol.

  • Prueba piloto

    Implementa el sistema en una parcela de ensayo. Esto permite medir el ahorro real de agua, ajustar presiones y detectar posibles mejoras antes de aplicar el sistema a mayor escala.

  • Escalado progresivo

    Una vez validados los resultados, se puede extender la solución a otras zonas de riego planificadas. Es recomendable definir claramente las fases de ejecución, el cronograma y la formación necesaria para el personal implicado.

  • Seguimiento y mantenimiento

    Supervisa el funcionamiento del sistema mediante sensores o plataformas SCADA. Revisa periódicamente los filtros, prevén la calcificación de tuberías y apóyate en herramientas agroclimáticas como el SiAR.

  • Evaluación periódica

    Lleva un control regular del consumo de agua y energía, analiza la productividad, verifica el estado de las infraestructuras y valora si hay nuevas necesidades que requieran ajustes o mejoras.

Beneficios claros y medibles

  • Ahorro hídrico: hasta 40‑60 % menos consumo. En España, márgenes reales de ahorro tras modernización.
  • Eficiencia energética: menor factura eléctrica y posible integración de energía renovable.
  • Mayor productividad: aplicación de agua “justo donde y cuando” mejora la cosecha.
  • Sostenibilidad medioambiental: menos extracciones y disminución de contaminación difusa.
  • Control y trazabilidad: registros automáticos ayudan en auditorías y justificación de ayudas.
Agricultura
Fuente: Canva

Errores comunes y mitos

  • “Cuanto más riego, mejor”: esto puede llevar a salinización o anegamiento.
  • Ignorar filtrado: obstrucciones frecuentes paralizan sistemas presurizados.
  • No formar al personal: tecnologías avanzadas sin capacitación no rinden.
  • Olvidar mantenimiento: limpieza de tubos y reposición de emisores asegura eficiencia.
  • Subestimar inversión: aunque la instalación es costosa, el retorno se da con ahorro y mayor producción.
Tubería rota
Fuente: Canva

Innovación y riego inteligente

  • Sensores (humedad, clima, presión): controlan dosis y frecuencia.
  • Big Data e IoT: como drones, N‑telemetría o gestión cloud.
  • Telecontrol y SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de Datos): modificaciones parciales o totales desde un centro.
  • Inteligencia artificial: empleo en cuencas como Segura para asignación dinámica.
  • Aguas regeneradas/desaladas: uso estratégico para preservar acuíferos.
Análisis de datos
Fuente: Canva

Contexto actual en España

Sistemas eficientes

Los sistemas eficientes representan el 79 % de la superficie regada

Riego localizado

El riego localizado es dominante (55,8 %), seguido por gravedad (21 %), aspersión (14,9 %) y automotriz (8,3 %)

Superfície cultivable

El regadío abarca un 22,4 % de la superficie cultivable, produciendo el 65 % de la producción vegetal

Mitos vs realidades

MITO REALIDAD

Todo riego es eficiente

No: solo el riego localizado y subterráneo superan >70 % eficiencia.

Es muy caro

La inversión se amortiza con ahorro de agua, energía y aumento de producción.

Solo vale para cultivos pequeños

Hoy en día se aplica con éxito también en frutales, olivar y extensivos.

Consejos prácticos para empezar

  • Realiza un balance hídrico con datos de SiAR.

  • Empieza con una parcela piloto antes de escalar a granja o municipio.

  • Forma a tu equipo: uso de SCADA, ajustes de presión, mantenimiento y filtrado.

  • Accede a ayudas y subvenciones del MAPA y fondos europeos.

  • Integra instrumentos de innovación como drones, IoT, sensores y telecontrol.

Los sistemas de riego eficiente son una herramienta transformadora para ayuntamientos y entidades locales: ahorro hídrico, ahorro energético, más productividad y cumplimiento ambiental. Hoy contamos con tecnología contrastada —como sensores, telecontrol, riego por goteo y plataformas agroclimáticas— que facilitan una transición ágil y rentable.

¿Ya has dado el primer paso hacia el riego inteligente en tu municipio? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios o contacta con nosotros para ayudarte a diseñar tu plan de modernización.
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